Partamos de una verdad en la que, seguramente, tu también te sentirás identificado: ¡a nadie le gusta estar con un quejón! ¡Qué flojera!
Imagina que tienes un cargo de alta responsabilidad en una empresa, o que eres líder de un proyecto que tú mismo creaste y, de un momento a otro, algo sucede: una inversión no ha dado los frutos que esperabas, los indicadores están en rojo y, es momento de tomar decisiones.
Hasta ahora todo bien pero, tienes un problema importante: aunque cuentas con un espacio óptimo para trabajar y las herramientas tecnológicas para ello, tu equipo humano, ese con el que creas buenas ideas y formas de solucionar problemas y necesidades, se cruza de brazos: prefieren quedarse en la queja en lugar de actuar.
La queja es una posición cómoda en la que muchas personas prefieren permanecer cuando están frente a una situación que no pueden (o no quieren) cambiar, o cuando, partiendo de sus creencias, sienten que la vida no les está dando lo que ellos “merecen recibir”, o que su realidad no es otra cosa que un castigo.
Frente a una situación como la que antes te describí (un momento de tensión en el que hay que tomar decisiones y reinventarse para actuar y revertir los resultados negativos), quedarse en el “cómodo” lugar de la queja nos convertirá en un obstáculo más, nos hará parte del problema, al tiempo que otros profesionales (más creativos y con ganas de trabajar) optarán por acercarse a profesionales con otro perfil, ¿lo habías pensado?
Desde pequeño ya aprendemos a quejarnos
Sí, somos quejones desde pequeños. Cuando mamá o papá no concedía uno de nuestros deseos, cuando protestábamos por tener que levantarnos temprano para ir a la escuela, cuando salíamos mal en un examen y enfrentábamos un pequeño regaño por ello… Si lo piensas por un minuto, fue mucho más el tiempo que invertimos, de niños y adolescentes, invertimos en quejarnos. Hoy que eres adulto, ¿sigues actuando de la misma manera?
Hay 4 características que definen muy bien a las personas quejonas y, si durante la lectura de este artículo te has dado cuenta que aún hay aspectos en tí en los que te gustaría trabajar para actuar más y protestar menos, presta atención a la siguiente lista.
- Los quejones no encuentran soluciones. Si te acostumbras a enfrentar todo tipo de situaciones desde la queja (que, al final, es igual a no enfrentar nada), te inmovilizas: tu mente asume que no puede hacer otra cosa que quejarte y nada más. Si este es un (mal) hábito que repites con frecuencia, reflexiona por unos minutos en lo siguiente: ¿qué harías si, el día de mañana, sucediera un problema tan pero tan grande que no tendrías otra opción que actuar para resolver?
- Los quejones se ponen en el lugar de la víctima. Un punto que suscribe en la definición de la queja que apuntábamos al inicio del artículo: hay personas que asumen como forma de vida la acción de quejarse frente a “las injusticias” del universo o de cualquier otra fuerza superior que los aplasta porque sí, porque la vida es demasiado injusta con ellos pero, en el fondo, lo que realmente quieren es que otras personas resuelvan y tomen decisiones por ellos. ¿Tienes un amigo que actúe de esta forma? Envíale este artículo y ayúdalo a cambiar de pensamiento.
- Cuando te quejas, tus aportes dejan de ser importantes. En momentos en los las personas entienden la importancia de conectar con otras personas que agreguen valor, impacto y transformación a todo lo que hacen, no creo que haga falta detenerse demasiado tiempo en este punto. Si eres creativo atraerás a personas tan o más creativas que tu, si por el contrario dedicas las 24 horas del día a quejarte, atraerás personas que te ayudarán a hundirte más y más.
- Tu círculo de amistades se cerrará cada vez más. Muchas personas huirán de ti para evitar escuchar cuánto te quejas todos los días.
Cierra el domingo con esta reflexión:
Los quejones y criticones no pueden ser felices. ¿Qué harás hoy para cambiar tu forma de pensar?
Aquí te dejo un video que subí a mi canal de IGTV, en el que te comparto mis reflexiones sobre cómo esas personas que se quejan por todo y esperan pacientemente a que otros hagan algo para criticar, se condenan a sí mismas a ser infelices. Haz clic aquí y mira el video.
¿Quieres comenzar la semana con buen pie? Aquí te dejo una buena dosis de inspiración para lograrlo.
¡Cuídate mucho!